Te preguntaste alguna vez ¿qué quiero para mi vida? ¿Te hiciste esta pregunta? ¿Qué quiero de verdad? Qué quiero más allá de lo que se espera de mí, o de lo que creo que se espera de mí?
Yo me hice esta pregunta ya de grande, cuando estaba cerca de cumplir mis 40 años. Nunca antes me lo había preguntado. ¿Para qué? ¡Si estaba todo tan claro!
Tenía que terminar el secundario, ir a la universidad y conseguir un buen trabajo porque de lo contrario, no iba a ser “alguien” en la vida. Eso sí, no podía ser cualquier carrera. Tenía que ser una carrera que estuviera bien paga en el mercado porque sino, me iba a “morir” de hambre.
Y así, casi sin darme cuenta, me quedé atrapada en un laberinto sin salida. Me fui llenando de muchos “tengo que” y a dejarme llevar por lo que parecía ser la única opción disponible para mí.
Si te sentiste identificado con algo de lo que te cuento, te tengo una buena noticia.
Podes salir de este laberinto cuando vos lo decidas, porque sí tiene salida.
Probablemente te estés preguntando: Y si tiene salida, ¿por qué no la veo?
Porque esta cadena interminable de “tengo que” te lleva a realizar una infinidad de acciones para alcanzarlos. Tengo que terminar mis estudios, sacar buenas notas, tener un buen trabajo, tener la casa propia… ¿Te suena?
Por momentos, alcanzar estos resultados puede ser fabuloso, porque al recibir el reconocimiento de tu entorno, sentís que sos “alguien” en la vida. Te están “viendo” y reconociendo por tus logros.
¿Pero sabes qué?
Esta sensación tiene su trampa. Porque cuando ese reconocimiento externo pase, vas a necesitar hacer más y más para seguir “mendigando” un reconocimiento que vos mismo no estas pudiendo darte.
¿Cómo hacés para salir de este laberinto?
Un primer paso para encontrar la salida, es dejar resonar en vos las preguntas: ¿Qué quiero? ¿Estoy siendo quien elijo ser?
Un segundo paso es confiar en que quien estás eligiendo ser en este momento, es suficiente. Quien sabe no sea suficiente para otros, pero sí para vos.
Cuando te amás y aceptás tal cual sos, llega la confianza. Confianza en vos mismo para hacer cosas ya no desde el “tengo que”, sino desde la convicción del “quiero”.
Un “quiero” que te lleva a acciones que están alineadas con quien estás eligiendo ser. Un ser único, irrepetible, suficiente y completo.
Como consecuencia, estarás recuperando tu capacidad de acción efectiva que, al estar alineada con lo que vos realmente querés, estarás soplando las brasas que encienden el fuego de tu poder personal. Sí, ese poder que en algún momento, casi sin darte cuenta, lo entregaste al afuera y a vos te dejó encerrado en un laberinto sin salida.
Ahora que sabés que tu laberinto tiene salida, te invito a que la visualices y a que declares que a partir de hoy, vas a elegir en base a tus propios anhelos, porque no necesitás de ningún reconocimiento externo que te complete.
Porque ya estás completo y porque no hay reconocimiento externo que pueda reemplazar la valoración y el amor hacia vos mismo.
Si necesitás que te ayude a encontrar la salida, acá estoy para acompañarte.